Page 80 - Manual de Urgencias Pediatría Virgen del Rocío
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Reanimación cardiopulmonar básica y avanzada en lactantes y niños 65
Figura 7. Aguja intraósea.
Vías de infusión y administración de fármacos y fluidos
Vías de infusión
El establecimiento de una vía de infusión para la administración de fármacos
y fluidos es una técnica fundamental en RCP-A. La canalización de una vía venosa
en niños y especialmente en lactantes suele ser difícil en las situaciones de PCR, ya
que los vasos pequeños están colapsados.
El orden a seguir en el establecimiento de una vía de infusión será el siguiente:
a. Se intentará canalizar una vía periférica lo más gruesa posible, cuya canaliza-
ción no interfiera con las demás maniobras de reanimación. Se utilizará habi-
tualmente una vena de la zona antecubital empleando para ello los angioca-
téteres de 14 a 16 G, ya que tienen una luz amplia y son bastante estables.
Inmediatamente después de cada dosis de fármaco es importante adminis-
trar un bolo de 5 a 10 ml de suero salino y elevar la extremidad donde haya-
mos canalizado la vía periférica, para acelerar la circulación del fármaco y su
llegada al corazón.
b. Si no se consigue canalizar una vía periférica en unos 90 segundos se pasará a
realizar una punción intraósea. La vía intraósea es habitualmente una técnica
fácil y muy rápida, con un alto porcentaje de éxito en su canalización, puesto
que en más del 85% de los casos suele conseguirse al primer intento. Permite
la administración de cualquier tipo de fármaco, así como la infusión de gran-
des cantidades de fluidos,pasando a la circulación general con una rapidez simi-
lar a como lo harían por cualquier otra vena periférica (Fig. 7).
En los niños menores de 8 años el lugar de punción es la extremidad superior
de la tibia y en los mayores de esa edad la parte superior del maléolo interno,
pudiendo utilizarse,en el caso de no poder hacerlo en estas zonas,la cara ante-
rior del húmero, las crestas ilíacas e incluso el esternón. No se debe utilizar en
los huesos fracturados.
Si al administrar líquidos se produce tumefacción de los tejidos blandos en el
área de punción por extravasación de los mismos,sería indicativo de que la posi-
ción es inadecuada,por lo que retiraríamos la aguja y lo intentaríamos de nuevo.
Si conseguimos la canalización de la vía intraósea, inmediatamente después de
cada medicamento administraremos un bolo de suero salino fisiológico para
favorecer la circulación del fármaco.
Reanimación cardiopulmonar básica y avanzada en lactantes y niños 65
Figura 7. Aguja intraósea.
Vías de infusión y administración de fármacos y fluidos
Vías de infusión
El establecimiento de una vía de infusión para la administración de fármacos
y fluidos es una técnica fundamental en RCP-A. La canalización de una vía venosa
en niños y especialmente en lactantes suele ser difícil en las situaciones de PCR, ya
que los vasos pequeños están colapsados.
El orden a seguir en el establecimiento de una vía de infusión será el siguiente:
a. Se intentará canalizar una vía periférica lo más gruesa posible, cuya canaliza-
ción no interfiera con las demás maniobras de reanimación. Se utilizará habi-
tualmente una vena de la zona antecubital empleando para ello los angioca-
téteres de 14 a 16 G, ya que tienen una luz amplia y son bastante estables.
Inmediatamente después de cada dosis de fármaco es importante adminis-
trar un bolo de 5 a 10 ml de suero salino y elevar la extremidad donde haya-
mos canalizado la vía periférica, para acelerar la circulación del fármaco y su
llegada al corazón.
b. Si no se consigue canalizar una vía periférica en unos 90 segundos se pasará a
realizar una punción intraósea. La vía intraósea es habitualmente una técnica
fácil y muy rápida, con un alto porcentaje de éxito en su canalización, puesto
que en más del 85% de los casos suele conseguirse al primer intento. Permite
la administración de cualquier tipo de fármaco, así como la infusión de gran-
des cantidades de fluidos,pasando a la circulación general con una rapidez simi-
lar a como lo harían por cualquier otra vena periférica (Fig. 7).
En los niños menores de 8 años el lugar de punción es la extremidad superior
de la tibia y en los mayores de esa edad la parte superior del maléolo interno,
pudiendo utilizarse,en el caso de no poder hacerlo en estas zonas,la cara ante-
rior del húmero, las crestas ilíacas e incluso el esternón. No se debe utilizar en
los huesos fracturados.
Si al administrar líquidos se produce tumefacción de los tejidos blandos en el
área de punción por extravasación de los mismos,sería indicativo de que la posi-
ción es inadecuada,por lo que retiraríamos la aguja y lo intentaríamos de nuevo.
Si conseguimos la canalización de la vía intraósea, inmediatamente después de
cada medicamento administraremos un bolo de suero salino fisiológico para
favorecer la circulación del fármaco.