Page 145 - Manual deTécnicas y Procedimientos en Urgéncias de Pediatría para enfermería y medicina
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124 Técnicas y procedimientos cardiovasculares


Al introducir la aguja se debe evitar realizar un movimiento lineal de palan-
ca, pues de este modo se aumentará el agujero de entrada, con el conse-
cuente riesgo de extravasación de fármacos o fluidos a tejidos blandos.
Se ha de tener cuidado de no dirigir la aguja hacia el cartílago de crecimien-
to por el riesgo de lesión de la fisis, así como de no colocar la mano no domi-
nante detrás de la pierna pues, en caso de aplicar una fuerza brusca o exce-
siva, la aguja podría atravesar las dos corticales y sobresalir por la piel de
la superficie opuesta.
7. Retirar el fiador y confirmar la posición correcta de la aguja, verificando que:
- La aguja se sostiene firme en posición vertical sin soporte.
- Al aspirar con una jeringa se obtiene sangre o médula ósea, aunque este
signo no siempre sucede.
- Al infundir suero fisiológico, debe entrar con facilidad sin extravasarse
alrededor del punto de punción.
8. Una vez colocada la aguja, es importante fijarla a la piel con gasas y tiras de
esparadrapo, aprovechando el rodete de plástico de la cánula para su suje-
ción. También puede utilizarse como sistema de sujeción una o dos pinzas
de Kocher que se fijarían a la piel con vendas o esparadrapo.
9. Cuando la aguja ha quedado firmemente colocada, se conectará a un sis-
tema de goteo mediante una llave de tres pasos con alargadera que puede
fijarse a distancia a la piel con tiras de esparadrapo, para evitar la manipu-
lación directa de la aguja. El área de punción deberá ser visible en todo
momento.
10. Después de administrar cualquier tipo de medicación, debe infundirse un
bolo de 5-10 ml de suero fisiológico para acelerar su llegada a la circulación
sistémica.

COMPLICACIONES
Las complicaciones son escasas (< 1% de los casos) y, en la mayoría de las
ocasiones, secundarias a la realización de una técnica inadecuada o un uso pro-
longado de la vía:
– Extravasación de los fármacos o fluidos infundidos en el tejido subcutáneo:
puede producir necrosis o síndromes compartimentales.
– Embolia grasa pulmonar.
– Lesión del cartílago de crecimiento.
– Fractura del hueso.
– Celulitis u osteomielitis.
– Sepsis y bacteriemia.
Es preciso inspeccionar con frecuencia el área de punción, la posición de la agu-
ja y permeabilidad de la vía, así como el color, temperatura, relleno capilar, pulsos
y diámetro del miembro en que esté colocada la aguja intraósea, para poder detec-
tar precozmente signos de infiltración local y otras posibles complicaciones.
De todos modos, debemos recordar que se trata de una vía alternativa que
debe ser sustituida cuanto antes por otro acceso venoso, y que sólo excepcio-
nalmente debería utilizarse durante más de 12 horas.
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