Page 25 - Semiología Básica y Procedimientos Comunes en Urgencias Pediatricas
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6 EXPLORACIÓN GENERAL
5. Examen físico: se detalla en el siguiente apartado.
6. Pruebas complementarias: si con la anamnesis y la exploración no es sufi ciente,
se puede completar el estudio con diversos exámenes complementarios (análisis,
radiografía, etc.).
7. Impresión diagnóstica o juicio clínico: aproximación a la causa de la enfermedad por
la que acude a Urgencias. El objetivo del pediatra de urgencias no es llegar siempre a
un diagnóstico concreto, sino en muchas ocasiones tranquilizar a los padres, transmitir
la ausencia de urgencia o no para el tratamiento (si el cuadro que presenta su hijo
es banal) o la posible gravedad del mismo y la necesidad de ingresar o de mantener
en observación al paciente.
8. Tratamiento: sintomático y/o etiológico.
EXAMEN FÍSICO EN URGENCIAS
El examen físico en Pediatría se fundamenta en dos pilares: la inspección general y
la exploración física del paciente.
Inspección general del niño en Urgencias
La inspección general consiste en llegar a una primera impresión diagnóstica por
medio de la observación detenida del paciente. Es lo que antiguamente se llamaba el
“ojo clínico”. Es un método de cribado esencial que puede ofrecer mucha información
pero que siempre deberá seguirse de una exploración física exhaustiva para confi rmar
cualquier sospecha inicial. De forma clásica, la inspección general comprende dos fases:
• La inspección previa: situación en la que el paciente es traído a Urgencias por los
padres, actitud de los padres, aproximación al ambiente que rodea al niño, actitud
del niño en su situación basal (en brazos de los padres, en la silla) sin que haya sido
manipulado y antes de comenzar a llorar o a agitarse.
• Inspección del paciente una vez desnudo, mientras se le está preparando para la
exploración física: sensorio, actitud del niño, conducta y sensación de enfermedad.
En la actualidad se ha implantado en la mayoría de Unidades de Urgencias Pediátricas
la utilización del triángulo de evaluación pediátrica (TEP), que es una herramienta
útil, estandarizada, y que permite valorar la primera impresión del paciente y mejorar
la atención inicial del mismo. El TEP consiste en observar y oír a los pacientes sin
tocarlos y se basa en tres puntos: la respiración, la circulación y el aspecto general.
La gravedad de un paciente será mayor cuantos más lados del triángulo se vean
afectados y ayudará a clasifi car inicialmente al paciente en estable o inestable (Fig.
1). Hay que tener en cuenta la edad y la situación basal del paciente antes de aplicar
el TEP. Cuanto menor sea la edad del paciente, más prudente ha de ser el personal
sanitario en su actuación, requiriendo celeridad y solicitud de más pruebas comple-
mentarias (o incluso el ingreso para observar la evolución) porque el empeoramiento
hacia la gravedad aparece a veces muy rápidamente tras una serie de signos que
los RN o los lactantes pequeños muestran como “aviso” (vómitos o poca avidez
alimenticia, cambios en el aspecto/color/actitud, distermia, quejido, apneas, poca
actividad espontánea o hipotonía). No se deben emplear más de 30-60 segundos
en la valoración del TEP.
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