Page 295 - Manual deTécnicas y Procedimientos en Urgéncias de Pediatría para enfermería y medicina
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274 Técnicas y procedimientos traumatología
FIGURA 4. Inmovi-
lización cervical
bimanual desde
atrás.
Después, durante la segunda evaluación, se procede a la colocación del
collarín cervical. En la práctica extrahospitalaria, es frecuente realizar esta técni-
ca al principio de la atención para liberar personal del equipo. En cualquier caso,
se debe recordar que no hay inmovilización o fijación definitiva hasta que no se
instalan los inmovilizadores cervicales laterales y la tabla espinal.
1. Inmovilización bimanual de la columna cervical
Para realizarla hemos de tener en cuenta las siguientes consideraciones:
– Paciente en decúbito supino sin rotación ni flexión de la columna vertebral.
– No intentar alinear si esta maniobra produce dolor, resistencias o existen
alteraciones evidentes.
– Evitar movimientos bruscos y presiones excesivas.
– El objetivo es mantener la cabeza alineada y en posición neutra, haciendo
uso de las manos del interviniente “abrazando” la cabeza del niño, con dis-
creta tracción en el eje del cuerpo (Fig. 4).
– Puede optimizarse esta maniobra realizando a la vez el control de vía aérea.
Variaciones de la técnica según la necesidad de acceso al paciente:
1. Interviniente: se sitúa tras la cabeza del niño; con los antebrazos en el sue-
lo, alineación de la cabeza con el eje, en posición neutra, manteniendo el
plano de la cara paralelo al plano del suelo, con ligera tracción si no está
contraindicada. Desde esta posición es posible realizar, al mismo tiempo,
una maniobra de desplazamiento anterior de la mandíbula.
2. Interviniente: se coloca frente a la cabeza del niño, abraza la cabeza con
ambas manos, en la parte posterior del cráneo se sitúan sus meñiques y
el resto de los dedos van abrazando el resto de la cabeza hasta llegar a
los pómulos o ramas mandibulares sobre las que se sitúan los pulgares
(Fig. 5).
3. Interviniente: al lado del niño. Antebrazo en el suelo para soportar el peso
e inmovilización que realiza esa mano a nivel de ambas ap. mastoides, mien-
tras la otra mano mantiene la alineación sujetando mejillas, pómulos o man-
díbula con pulgar e índice (Fig. 6).
FIGURA 4. Inmovi-
lización cervical
bimanual desde
atrás.
Después, durante la segunda evaluación, se procede a la colocación del
collarín cervical. En la práctica extrahospitalaria, es frecuente realizar esta técni-
ca al principio de la atención para liberar personal del equipo. En cualquier caso,
se debe recordar que no hay inmovilización o fijación definitiva hasta que no se
instalan los inmovilizadores cervicales laterales y la tabla espinal.
1. Inmovilización bimanual de la columna cervical
Para realizarla hemos de tener en cuenta las siguientes consideraciones:
– Paciente en decúbito supino sin rotación ni flexión de la columna vertebral.
– No intentar alinear si esta maniobra produce dolor, resistencias o existen
alteraciones evidentes.
– Evitar movimientos bruscos y presiones excesivas.
– El objetivo es mantener la cabeza alineada y en posición neutra, haciendo
uso de las manos del interviniente “abrazando” la cabeza del niño, con dis-
creta tracción en el eje del cuerpo (Fig. 4).
– Puede optimizarse esta maniobra realizando a la vez el control de vía aérea.
Variaciones de la técnica según la necesidad de acceso al paciente:
1. Interviniente: se sitúa tras la cabeza del niño; con los antebrazos en el sue-
lo, alineación de la cabeza con el eje, en posición neutra, manteniendo el
plano de la cara paralelo al plano del suelo, con ligera tracción si no está
contraindicada. Desde esta posición es posible realizar, al mismo tiempo,
una maniobra de desplazamiento anterior de la mandíbula.
2. Interviniente: se coloca frente a la cabeza del niño, abraza la cabeza con
ambas manos, en la parte posterior del cráneo se sitúan sus meñiques y
el resto de los dedos van abrazando el resto de la cabeza hasta llegar a
los pómulos o ramas mandibulares sobre las que se sitúan los pulgares
(Fig. 5).
3. Interviniente: al lado del niño. Antebrazo en el suelo para soportar el peso
e inmovilización que realiza esa mano a nivel de ambas ap. mastoides, mien-
tras la otra mano mantiene la alineación sujetando mejillas, pómulos o man-
díbula con pulgar e índice (Fig. 6).