Page 48 - Motivos de Consulta en Urgencias Pediátricas
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PARADA CARDIORRESPIRATORIA Y REANIMACIÓN CARDIOPULMONAR


REANIMACIÓN NEONATAL
La asistencia al nacimiento es el primer gran acto que ha de realizar un
médico en la vida de cualquier persona. Aunque un parto forma parte del que-
hacer habitual de un pediatra y que la gran mayoría de los nacimientos requie-
ren únicamente unas medidas de apoyo muy simples, ser capaces de ade-
lantarse a las circunstancias y saber actuar correctamente puede salvar la vida
de nuestros pacientes y evitar secuelas.
Varios estudios estiman que el 99% de los recién nacidos a término úni-
camente requerirán una estabilización inicial mediante medidas de apoyo y,
en todo caso, administrar oxígeno indirectamente. Del 1% restante la gran
mayoría se recuperará mediante la aplicación de presión positiva en la vía
aérea, y únicamente una pequeña proporción requerirá intubación, masaje
cardiaco y adrenalina.

Pasos de la reanimación neonatal

Medidas generales
Al nacer, el neonato pasa de un medio oscuro, tranquilo y caliente a una
habitación a temperatura ambiente y generalmente ruidosa, con el agravan-
te inicial de estar mojado, desnudo y empezar a respirar por primera vez. Por
ello, atender estos factores favorece la pronta adaptación del recién nacido.
Es conveniente preparar una zona con una fuente de calor radiante y toallas
secas y calientes. Hay que cubrir al neonato en su totalidad ya que la cabe-
za supone una gran superficie de pérdida de calor. Se le colocará con la cabe-
za en posición neutra y el cuello ligeramente extendido, posición de olfa-
teo.
Si precisa limpiarle la vía aérea, aspirar suavemente primero en la boca y
después en la nariz sin exceder los 100 mmHg de presión negativa. No obs-
tante, la mayor parte de las veces no será preciso aspirar.
Si no inicia el llanto espontáneo conviene estimularlo con el mismo seca-
do o frotando la espalda o las plantas de los pies, evitando maniobras vio-
lentas o bruscas.
La respiración frecuentemente se inicia con el llanto pero en ocasiones
este no se produce y conviene evaluar que los movimientos respiratorios sean
efectivos tanto en frecuencia como en excursión torácica.
La frecuencia cardiaca la evaluaremos con la auscultación, palpando el
pulso a nivel del cordón umbilical o poniendo la mano sobre el pecho del
paciente al notar el latido cardiaco.
Por último hemos de distinguir a los recién nacidos por su color en: son-
rosado, cianótico y pálido. La cianosis periférica es habitual y en la mayoría
de casos no tiene significado clínico.
Si tras la valoración inicial el paciente respira pero está cianótico, es
preciso aplicar oxígeno. Lo aplicaremos sobre el paciente de manera indirec-
ta utilizando nuestra palma de la mano a modo de carpa para que el chorro
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