Page 97 - Manual de Urgencias de Pediatría 12 de octubre
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Manual 1-400 29/11/10 17:18 Página 78
78 R. Mosqueda Peña, O. Ordóñez Sáez
DIAGNÓSTICO
A la hora de enfrentarnos a un niño deshidratado es importante valo-
rar tres aspectos:
1. Existencia de una posible causa desencadenante de la deshidratación
(gastroenteritis, cetoacidosis diabética…).
2. Grado de deshidratación: pudiendo clasificarla como leve, moderada o
grave. La manera de calcular esto lo más objetivamente posible sería
mediante la determinación del porcentaje de pérdida de peso, lo cual
reflejaría el porcentaje de líquido perdido. Dado que, en la mayoría de
los casos, no disponemos de un peso reciente, se utilizan los hallazgos
de la historia clínica y la exploración física para valorar la severidad de
la deshidratación (Tabla I).
3. Tipo de líquido perdido (líquidos extracelular, intracelular, o ambos), dan-
do lugar a una deshidratación hipotónica (Na < 130 mEq/l) o isotónica
(Na 130-150 mEq/l) cuando es, fundamentalmente, extracelular, o a una
deshidratación hipertónica (Na > 150 mEq/l) cuando es intracelular.
Anamnesis: es importante hacer hincapié en los siguientes aspectos:
– Variaciones en el peso, número y cantidad de diuresis y deposiciones.
– Ingesta de alimentos y líquidos (tipo y cantidad).
– Pérdidas (diarrea, vómitos…, valorando cantidad y frecuencia).
– Síntomas asociados (fiebre, alteración del estado mental).
– Patologías asociadas (diabetes mellitus, tubulopatías…), ingesta de
fármacos.
– Ambientes epidémicos familiar y social (diarreas, hacinamiento…).
Exploración física: debemos centrarnos en los siguientes puntos:
– Peso, temperatura, frecuencias cardiaca y respiratoria, pulso y ten-
sión arterial.
– Estado general (apatía, somnolencia, decaimiento…).
– Estado de hidratación (turgencia de la piel, relleno capilar, presencia
de lágrimas, globos oculares, hidratación de mucosas, fontanela…)
(Tabla I).
Pruebas complementarias: en general, se ha visto que las pruebas
que valoran la deshidratación son imprecisas y que las determinaciones
del laboratorio en la mayoría de las ocasiones revelan unos electrólitos y un
equilibrio ácido-básico normales en niños que se presentan con deshidra-
tación leve.
78 R. Mosqueda Peña, O. Ordóñez Sáez
DIAGNÓSTICO
A la hora de enfrentarnos a un niño deshidratado es importante valo-
rar tres aspectos:
1. Existencia de una posible causa desencadenante de la deshidratación
(gastroenteritis, cetoacidosis diabética…).
2. Grado de deshidratación: pudiendo clasificarla como leve, moderada o
grave. La manera de calcular esto lo más objetivamente posible sería
mediante la determinación del porcentaje de pérdida de peso, lo cual
reflejaría el porcentaje de líquido perdido. Dado que, en la mayoría de
los casos, no disponemos de un peso reciente, se utilizan los hallazgos
de la historia clínica y la exploración física para valorar la severidad de
la deshidratación (Tabla I).
3. Tipo de líquido perdido (líquidos extracelular, intracelular, o ambos), dan-
do lugar a una deshidratación hipotónica (Na < 130 mEq/l) o isotónica
(Na 130-150 mEq/l) cuando es, fundamentalmente, extracelular, o a una
deshidratación hipertónica (Na > 150 mEq/l) cuando es intracelular.
Anamnesis: es importante hacer hincapié en los siguientes aspectos:
– Variaciones en el peso, número y cantidad de diuresis y deposiciones.
– Ingesta de alimentos y líquidos (tipo y cantidad).
– Pérdidas (diarrea, vómitos…, valorando cantidad y frecuencia).
– Síntomas asociados (fiebre, alteración del estado mental).
– Patologías asociadas (diabetes mellitus, tubulopatías…), ingesta de
fármacos.
– Ambientes epidémicos familiar y social (diarreas, hacinamiento…).
Exploración física: debemos centrarnos en los siguientes puntos:
– Peso, temperatura, frecuencias cardiaca y respiratoria, pulso y ten-
sión arterial.
– Estado general (apatía, somnolencia, decaimiento…).
– Estado de hidratación (turgencia de la piel, relleno capilar, presencia
de lágrimas, globos oculares, hidratación de mucosas, fontanela…)
(Tabla I).
Pruebas complementarias: en general, se ha visto que las pruebas
que valoran la deshidratación son imprecisas y que las determinaciones
del laboratorio en la mayoría de las ocasiones revelan unos electrólitos y un
equilibrio ácido-básico normales en niños que se presentan con deshidra-
tación leve.