Page 489 - Manual deTécnicas y Procedimientos en Urgéncias de Pediatría para enfermería y medicina
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468 Apéndice
FIGURA 1. Masca-
rilla FFP2.
Las partículas de polvo son de tamaño mayor pero actúan de forma similar. En
las gotitas de los aerosoles (ambiente húmedo) y en el polvo (seco) pueden sobre-
vivir agentes infecciosos resistentes a la desecación en condiciones adversas. Son
producidas de forma natural al toser o estornudar y es la vía de salida desde la
fuente respiratoria de numerosos agentes infecciosos.
Ejemplos de enfermedades transmisibles por vía aérea son la tuberculosis,
la varicela y el sarampión.
Como medidas de precaución debemos tener en cuenta:
– Ubicación de pacientes: colocar a los pacientes en habitaciones individua-
les que tengan presión negativa de aire en relación con las áreas adyacen-
tes, de 6 a 12 cambios de aire por hora y una apropiada evacuación al exte-
rior del aire o, en el caso de que el aire se recircule a otras áreas del Hospi-
tal, que haya pasado por un filtro de alta eficiencia. Mantener la puerta
de la habitación cerrada y al paciente dentro de la habitación. Cuando no
sea posible la habitación individual, colocar al paciente en una habitación
con pacientes que tengan el mismo proceso.
Se debe limitar el movimiento de los pacientes desde las habitaciones de
aislamiento. Si es completamente necesario, minimizar la dispersión de los
aerosoles colocando una mascarilla quirúrgica al paciente.
– Protección respiratoria: fundamentalmente disponemos de dos tipos de
mascarillas, FFP2 (Fig. 1) y mascarilla quirúrgica (Fig. 2). La primera se utiliza-
rá en caso de contacto con un paciente con tuberculosis pulmonar conoci-
da o sospecha de la misma o si se entra en contacto con un paciente con
sospecha o diagnóstico de varicela o sarampión y se es personal susceptible.
2. Transmisión por gotas
Se produce por la diseminación de gotas > de 5 micras (gotitas de Pflügge),
originadas al hablar, toser o estornudar por la persona infectada. Éstas no son
arrastradas por el aire en los movimientos respiratorios y no se mantienen en
suspensión, por lo que contribuyen escasamente a la contaminación de la atmós-
FIGURA 1. Masca-
rilla FFP2.
Las partículas de polvo son de tamaño mayor pero actúan de forma similar. En
las gotitas de los aerosoles (ambiente húmedo) y en el polvo (seco) pueden sobre-
vivir agentes infecciosos resistentes a la desecación en condiciones adversas. Son
producidas de forma natural al toser o estornudar y es la vía de salida desde la
fuente respiratoria de numerosos agentes infecciosos.
Ejemplos de enfermedades transmisibles por vía aérea son la tuberculosis,
la varicela y el sarampión.
Como medidas de precaución debemos tener en cuenta:
– Ubicación de pacientes: colocar a los pacientes en habitaciones individua-
les que tengan presión negativa de aire en relación con las áreas adyacen-
tes, de 6 a 12 cambios de aire por hora y una apropiada evacuación al exte-
rior del aire o, en el caso de que el aire se recircule a otras áreas del Hospi-
tal, que haya pasado por un filtro de alta eficiencia. Mantener la puerta
de la habitación cerrada y al paciente dentro de la habitación. Cuando no
sea posible la habitación individual, colocar al paciente en una habitación
con pacientes que tengan el mismo proceso.
Se debe limitar el movimiento de los pacientes desde las habitaciones de
aislamiento. Si es completamente necesario, minimizar la dispersión de los
aerosoles colocando una mascarilla quirúrgica al paciente.
– Protección respiratoria: fundamentalmente disponemos de dos tipos de
mascarillas, FFP2 (Fig. 1) y mascarilla quirúrgica (Fig. 2). La primera se utiliza-
rá en caso de contacto con un paciente con tuberculosis pulmonar conoci-
da o sospecha de la misma o si se entra en contacto con un paciente con
sospecha o diagnóstico de varicela o sarampión y se es personal susceptible.
2. Transmisión por gotas
Se produce por la diseminación de gotas > de 5 micras (gotitas de Pflügge),
originadas al hablar, toser o estornudar por la persona infectada. Éstas no son
arrastradas por el aire en los movimientos respiratorios y no se mantienen en
suspensión, por lo que contribuyen escasamente a la contaminación de la atmós-